La fiscalización social a la que es sometida a diario la Iglesia Católica solo es comparable a la que sufren los gobiernos. Ante tal exigencia pública “el único misterio que debe haber en la Iglesia es el misterio sacro.” Así se pronuncia Greg Burke, el último fichaje de la Santa Sede para tratar de dar un giro a su política comunicativa, en una entrevista concedida a El Mundo este fin de semana.
Burke es el nuevo asesor comunicativo de la Santa Sede. No sustituye al portavoz Lombardi, director de la oficina de comunicación. Es más, el cargo de Burke ha sido creado ex profeso no en el pontificio consejo para las comunicaciones sociales sino en la secretaría de estado. Donde se cuece, por entenderse.
El nombramiento de Greg Burke, periodista y laico del Opus Dei, llega precisamente tras la crisis originada por la filtración de documentos reservados del papa Benedicto XVI. El ‘vatileaks’ ha originado la enésima política comunicativa basada en la reacción ante los escándalos.
Esta es precisamente la tarea que se ha encomendado a Burke. Desde su experiencia profesional y su profundo conocimiento de los medios y del escenario vaticano, el nuevo asesor comunicativo vaticano ha asumido la misión de dar un giro a la política comunicativa de la Santa Sede para pasar de la reacción a la prevención y la propuesta.