“Hemos vivido una aventura juntos”. Aún resuenan en millones de personas estas palabras de Benedicto XVI cuando amainó un poco la tormenta de Cuatro Vientos, durante la JMJ de Madrid.
A las 20 horas de este jueves concluye la “aventura” del pontificado de Benedicto XVI, cuando se suba a un helicóptero y se retire a Castelgandolfo mientras el cónclave elige a su sucesor.
Benedicto XVI salió sin miedo al encuentro de una generación marcada por la arrolladora personalidad de su predecesor, se enfrentó con mano firme al drama de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica y se lanzó a la clarificación de la economía vaticana. Una auténtica aventura. Y lo más difícil. Ha tratado de guiar a los católicos y a toda la Iglesia a lo esencial. Su trilogía sobre Jesús son la prueba del intento del papa de dejar de lado lo superfluo.
Circula por Twitter un hasthag (#thanksbenedict) para agradecer a Benedicto XVI sus ocho años al frente de la Iglesia. Éste, quizás, podria ser un motivo. Su viaje a lo esencial. Y desde esta perspectiva es posible comprender su salto a Twitter, del que tanto se habló. Benedicto XVI enseñó al mundo que en 140 caracteres, lo que viene a ser un versículo bíblico, cabe lo esencial de la fe.
La comunicación ha experimentado en los últimos años, más o menos, coincidiendo con el pontificado de Benedicto XVI, un cambio espectacular. Sea quien sea y sea cómo sea quien esté destinado a guiar los destinos de la nave de Pedro no debería abandonar el camino abierto por el pontífice alemán.
El video es de Nacho Coloma (@colomaduato).
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